martes, 19 de julio de 2011

Por qué se festeja el 20 de julio el día del amigo?

El 20 de julio de 1969 mientras miraba por televisión la llegada del hombre a la Luna, se prometió a sí mismo que ese sería para siempre el Día del Amigo. Antes de que la Apolo 11 regresara a la Tierra, desde su consultorio de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, donde vivía entonces, envió mil cartas a cien países y, a vuelta de correo con 700 respuestas, tuvo origen el Día del Amigo.
A las 16.18 hora argentina, de aquel 20 de julio de 1969, alunizó el módulo de la nave Apolo. A las 22.56 al apoyar por primera vez su pie en la Luna, Neil Armstrong afirmó: "Éste es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad". Veinte minutos más tarde Edwin E. "Buzz" Aldrin, (Logia Clear Lake N° 1417, Seabrook, Texas) un coronel de la Fuerza Aérea, de 39 años, se deslizó por la escotilla del "Águila" y descendió también cautelosamente por la vía que había seguido su compañero hasta unirse a él en el Mar de la Tranquilidad, para iniciar así la exploración del primer cuerpo celeste extraterrestre alcanzado por el hombre.
Cuando se dio entonces "un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad", Enrique Ernesto Febbraro consideró que había madurado su idea de dedicarle un día al amigo. "Escuché que el alunizaje del módulo era un gesto de amistad, desde la humanidad hacía el universo. ¡Ya está, es el día elegido!, dije.
Para el Dr. Febbraro, con el día del alunizaje se amplió el horizonte, conquista ésta de la humanidad toda, con la consiguiente posibilidad de estrechar nuevos lazos de amistad.
El día internacional del amigo tiene origen en Argentina, y se lo debemos a Enrique Ernesto Febbraro, profesor de sicología, filosofía, historia, músico y odontólogo. Socio fundador del Rotary Club de San Cristóbal de Buenos Aires, barrio en donde nació por el año 1924 y en el que vive actualmente. Además es socio fundador y ahora activo del Rotary Club de Once, de dicha ciudad.
Los consejos válidos para Febbraro son aquellos que "ayudan a conservar y mejorar la amistad y en el deber humano de tener amigos, empezando uno mismo por ser amigo", señala.
A su juicio, los sacramentos de la amistad son: simpatía, ternura, respeto, reciprocidad, lealtad, comprensión, desinterés, solidaridad, perseverancia y alegría. La palabra amigo (del latin "amicus") podría derivar del verbo "amore" (amar) o bien de "animi" (alma) y "custos" (custodia); en este caso, significaría "el guarda alma". Pero hay quien dice que proviene del griego "a" (sin) y "ego" (yo) y que equivaldría a "sin yo", es decir, "sin ego". Una tercera opinión sostiene que "mor" en latín es muerte y que amor sería la negación de la muerte; pero como "a" en latín no es una negación a la manera griega, sino que significa "de" o "desde", visto así, sería "de la muerte" o "desde la muerte". Más allá de las disquisiciones etimológicas, un proverbio turco previene que "el que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos"; en tanto que para el refranero español "la casualidad nos hace hermanos pero el corazón nos hace amigos".
El ensayista Elbert Hubbard escribió con certeza que "un amigo es una persona que lo sabe todo de ti y que a pesar de ello te quiere"; y el filósofo Francis Bacon consideró que "la amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad".
Rabindranath Tagore decía: "La verdadera amistad es como la fosforescencia: resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido"; y Francisco de Quevedo sentenciaba: "El buen amigo debe ser como la sangre que acude a la herida sin esperar que la llamen".
"Los amigos no se hacen al paso, se cultivan; de manera que es preciso desconfiar, tanto de quienes los tienen a montones, como de quienes los pierden con facilidad. Por eso, un refrán advierte: "El corazón de un hombre se mide por la antigüedad de sus amigos"; otro agrega: "No hay mejor espejo que el amigo viejo"; un tercero previene: "Fíngete en gran peligro y sabrás si tienes amigos"; y un cuarto recuerda: "Quien no buscó amigos en la alegría, en la desgracia no los pida." Por último, a quien le toque renegar del "amigo que come lo mío conmigo y lo suyo consigo", que sepa que "el mal tiempo trae bienes consigo: huyen las moscas y los falsos amigos."
Febbraro visitó organismos nacionales, gubernamentales, municipales, políticos, personas notables y amigos para que adoptaran la idea y luego la difundieran en sus áreas de influencia. Y al cabo de una década, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires le dio marco legal a la celebración, por Decreto 235/79; y con el tiempo, la fiesta se extendió a Latinoamérica, donde, bien se sabe, "un amigo vale más que cien parientes". No en vano, Aristóteles sostenía que "la amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas".
Hoy se celebra en unos cien países y está en la agenda del corazón de los argentinos. Al celebrar el Día del Amigo honramos a su creador, el doctor Enrique Febbraro, ilustre personalidad que dedicó su vida a promover y realizar fundamentales obras de solidaridad, cultura y altos ideales de progreso.
Al servicio de la creación del "Día del Amigo", el 20 de julio, "hice enormes inversiones de tiempo, esfuerzo y dinero, para que la gente conozca mis cantos de vida y esperanza".   


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